lunes, mayo 05, 2008

La objetividad del quizá


La miss Rosita me dijo que Ramón es travieso. Quizá el más travieso de la clase. Quizá que no deja de andar de un lado a otro. Quizá que golpea a uno que otro chiquito. Quizá que tiene que sentarlo a su lado para poder controlarlo. Quizá que averigüe bien si no es hiperactivo. Quizá. Quizá. O quizá me lo afirmó todo. No sé, sólo estoy seguro que Ramón es el niño más bonito y dulce de todo el mundo. Es adorable, gracioso y esa perversidad típica en un niño curioso no hace más que ponerme feliz. ¿Objetividad? Pues quizá no. Cuando se trata de los hijos, imagino, se pierde toda objetividad, nada de que eres periodista o lo que te enseñaron en las terribles y aburridas aulas de la universidad. Con Ramón siempre se pierde toda objetividad. Con él, el quizá es una cojudez.

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